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Felipe Aguila

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Elemental 2|4

Katja Jedermann


Elemental II / IV trae seis artistas, cuatro hombres y dos mujeres, el mayor de 46 años y la más joven de 28, nacidos en Cuba, Chile, España y Hungría, algunos de los cuales ya habían viajado ampliamente durante sus estudios, en una exposición en conjunto.

La memoria es el tema que ocupa a todos los artistas de diferentes maneras. Como berlinesa (de nacimiento) de una generación anterior, confieso que me aproximo con cierto recato a los trabajos de los –para mí– jóvenes artistas, debido a que éstos disponen de un trasfondo de experiencias muy diferentes, al cual sólo se le puede seguir la pista con éxito parcial. Cuando observo las obras, trato ante todo de poner a un lado mis primeras asociaciones y memorias de las obras de artistas como Rebecca Horn, Valie Export, Gerhard Richter o Christian Boltanski, para poder permanecer curiosa y no caer en la vieja trampa eurocéntrica.

Por lo tanto no voy a hacer este tipo de comparaciones, aunque probablemente se puede suponer que los jóvenes artistas están familiarizados con el mundo del arte, que tienen toda la información visual y que se relacionan con el repertorio de la historia del arte de forma consciente o inconsciente.

“El arte contemporáneo ya no determina más su actualidad en base a destronar un pasado cerrado, sino que más bien gana contemporaneidad mediante una diversidad de formas para relacionarse con un pasado, que es trabajado como algo reconocido y procesado, que sigue actuando en el presente.” 1

En la muestra reunida aquí el tema de la memoria está poco basado en hechos políticos o biográficos. La fugacidad, el reconocimiento y reaparición de imágenes guardadas en el subconsciente están situadas en un primer plano sobre el coleccionar, almacenar o archivar. Imágenes que provienen principalmente de los medios de comunicación, imágenes que evocan emociones y recuerdan sentimientos que originalmente estuvieron conectados con ellas. Sentimientos que han sido registrados en el cuerpo y que vuelven al plano consciente mediante la obra artística.

El artista cubano Ernesto Rancaño entiende la memoria como construcción de identidad de individuos. Sus obras, aquí instalaciones con materiales transparentes que en cierta forma descubren lo que busca ocultar la consciencia humana, hacen visible lo invisible, que no obstante permanece oculto. Máquinas artísticas del olvido y de la memoria, que conservan como en “dibujo detenido” el polvo de grafito pero sin el dibujo, cuyas huellas representa para traerlas a la vista.

El plato invertido en la instalación “Olvido” oculta y encubre la comida que es servida sobre esta mesa iluminada transparente. Sigue siendo un secreto del artista, qué historia cuenta el mobiliario de metal minimalista; las asociaciones a la historia de la modernidad, a de Stijl y Bauhaus son permitidas a la observadora centroeuropea, aunque probablemente se encuentren en el “camino equivocado”.

La tercera obra en la exposición “El hombre rico”, se pregunta por la riqueza de la vida humana, que es presentada aquí en una colección ordenada de pequeñas fotografías que muestran las huellas de su uso. La instalación transparente actúa como una metáfora para el cerebro humano, que conservó en el transcurso de una vida infinitas memorias de encuentros y relaciones con otros seres humanos...

En su obra “Insisto” el artista muestra un rostro masculino que se repite en una fila, el cual es llevado lentamente a desaparecer mediante una iluminación cada vez más intensa. El texto “Sólo existo si tú me ves” escrito sobre la frente del rostro, señala a la dependencia de la existencia humana en el opuesto. O con palabras de Sartre, “El otro posee un secreto (...) de lo que soy.” 2

Las obras de Ernesto Rancaño viven de la tensión entre el minimalismo en la forma y su carga emocional, con la que se abordan temas existenciales.

Esto da lugar a una línea de conexión con la artista más joven de la exposición, la cubana Mabel Poblet Pujol. Ella confronta con su obra “Marea alta” de la serie “Patria”, un tema que es virulento no sólo en Cuba. La huída por el mar que separa los países ricos y pobres, desesperación, miedo y muerte, pero también esperanzas y sueños de las personas que asumen el riesgo porque no ven alternativa para sus vidas. Al recoger esta ambivalencia de sentimientos e historias de vida trágicas ligadas al mar –en las fronteras de países y continentes–, señala la artista uno de los principales problemas del mundo para el que hasta ahora no hay solución debido a las leyes de inmigración rígidas de los países ricos. Mabel Poblet resume este gran tema en una instalación rigurosamente formal. Lo que inicialmente aparece como una pared decorativa, fulgurante y vívida en su marco de 2 x 3 m, revela en una observación más cercana los múltiples aspectos esperanzadores y trágicos del mar, y trae el tema a un plano de percepción más general y más allá de la política cotidiana.

La segunda artista del proyecto Lidzie Alvisa, también cubana, pertenece a la generación de Ernesto Rancaño. En sus instalaciones Estados (estados, situaciones) utiliza objetos cotidianos de nuestras digitalizadas vidas, para transmitir con ellos el “latido” de nuestro tiempo. En “Estado de archivo” las ondas de electrocardiogramas amplificados son reproducidas con Hi8 y MiniDVs o disquetes, CDs y DVDs. Ellos no sólo dan información acerca de la naturaleza efímera de nuestro uso de medios de almacenamiento, sino que también nos hacen reflexionar sobre cómo se comportan las memorias personales, los pensamientos sobre el pasado y el futuro en relación a los archivos digitales que todos guardamos con la esperanza de poder disponer del pasado en un futuro con medios objetivos. En otra obra de la serie de Estados las ondas del ECG se trazan con teléfonos móviles de última generación, los cuales ya generan sentimientos de nostalgia en la era de los teléfonos inteligentes. Al mismo tiempo estos dispositivos están ligados a nosotros como ninguna otra persona y capacitados para proporcionar, sea de día o de noche, información sobre nuestro ser. Ellos pueden, de la misma forma que un ECG, documentar la condición de nuestro corazón.

Con el trabajo A nivel (nivelado, ¿sobre un plano?), nuestra mirada es regresada a uno mismo. Dos niveles de burbuja láser proyectan una línea que alcanza la mirada de la autora, representada en una fotografía de sus ojos en el medio de una instalación de tres paredes. Con esta instalación Lidzie Alvisa refleja el plano de la mirada, su extensión o su límite, el horizonte que determina nuestra percepción. Se mantiene abierta la cuestión del cómo son determinados límite y extensión. La construcción técnica del haz de láser puede ser interpretada de múltiples maneras.

El artista húngaro Erik Mátrai nos confronta con experimentos de percepción muy diferentes.

A diferencia de sus anteriores trabajos, en los que en su mayoría trata con instalaciones de luz con efectos de niebla, en las obras aquí expuestas produce luz y color en pintura sobre tabla bidimensional. El artista trata aquí de superar la materialidad de la pintura: la pintura acrílica se desmaterializa y las formas geométricas se colocan en cierta forma en estado de suspensión, lo que les permite aparecer como un recuerdo en sucesos luminosos. Son obras que se crean en la trascendencia y animan al espectador a la meditación.

El joven artista español Hugo Alonso se ocupa de proyecciones de un tipo muy diferente en sus pinturas de acrílico. Aquí hay recuerdos de escenas clave de películas de terror que aparecen como visiones de espacios y situaciones inquietantes desde el subconsciente. El artista logra editar fotogramas de películas para ser trabajados de una manera pictórica tal que el recuerdo profundo se hace visible en su vaguedad, pero evocando al mismo tiempo su amenaza original de una forma nueva...

Alonso añade con sus obras la faceta adicional de la historia de amor entre el cine y el arte constatada por Heinz-Peter Schwerfel, la apropiación de imágenes cinematográficas, que ya pertenecen a la memoria colectiva internacional 3.

El artista chileno Felipe Aguila se refiere también a la historia del cine en su película “Apolide”, poniendo a un hombre sin memoria ni sentido de pertenencia a caminar a través de la vida urbana cotidiana tras su identidad, la cual parece aparecer breve y recurrentemente mediante una variedad trazos de recuerdos. El hospital y las autoridades son señalados como puntos que deben dar pistas en la búsqueda de su propia existencia mediante interrogatorios y mediciones.

La película rodada en blanco y negro se presenta con una mezcla de secuencias largas que producen ensoñación/pesadillas y escenas cortas con cortes abruptos siguiendo de manera consciente la tradición del cine surrealista.

“El cine es un arma maravillosa y peligrosa si la maneja un espíritu libre. Es el mejor instrumento para expresar el mundo de los sueños, de las emociones, del instinto. El mecanismo productor de imágenes cinematográficas, por su manera de funcionar, es, entre todos los medios de expresión humana, el que más se parece al de la mente del hombre, o mejor aún, el que mejor imita el funcionamiento de la mente en estado de sueño.” 4

En sus pequeños y potentes dibujos perdidos en un formato de hoja grande, los cuales exigen ser observados con mucha precisión, Felipe Aguila conecta fragmentos de edificios o escenas que parecen flotar en un espacio urbano determinado, con desastres o eventos, abismos y elevaciones, que conducen a un orden urbano ad absurdum. Una vez más se unen aquí de manera poética memoria, sueño y realidad.

La interacción de las seis propuestas artísticas con enfoques diferentes llega al espectador o a la espectadora como una imagen diversa de la reflexión de la propia existencia, la cual busca cerciorarse de sí misma a través de diversas formas del recuerdo.

El uso del recurso del reservorio de imágenes disponibles en medios es aquí es tan claro, como la búsqueda del reflejo de la posición personal de la propia experiencia psíquica y física, cuyas coordenadas son determinadas más por la situación de vida particular que por el mundo del arte.

 

 

1. Juliane Rebentisch, Teorías del Arte Contemporáneo, Hamburgo, 2013, p. 120

2. Jean-Paul Sartre, El ser y la nada, Reinbek 1974, p.467

3. Heinz-Peter Schwerfel, El cine y arte. Una historia de amor. Colonia 2003

4. Luis Buñuel:Die Flecken der Giraffe: Ein- und Überfälle., Berlín 1991, p 144).


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Encapsular los recuerdos

Publicado el 8 de octubre del 2014

Materializar la memoria puede ser una labor tan complicada como meter el mar Caribe en una galería. Mabel Poblet (Cienfuegos, 1986) junto con otros cinco artistas que participan en Elemental 2/4 lo consiguen. Esta es la continuación de un proyecto que la galerista Odalys Sánchez de Saravo comenzó hace un año y al que, como su nombre indica, le quedan otras dos ediciones sobre algunas de las cuestiones elementales de la humanidad.

Al entrar en la galería Odalys, la obra de Hugo Alonso (Soria, 1981) muestra el punto de fuga. Un largo pasillo invita al espectador a recorrer este paseo por la memoria de otros que le pueden hacer reflexionar sobre la suya. Alonso representa escenas que forman parte de sus recuerdos. Lugares asépticos que pueden resultar familiares tanto por estar en el imaginario colectivo como por ser recreaciones de espacios que el que observa se podría encontrar en cualquier parte. Son representaciones de escenarios de películas de terror a los que añade objetos de su vida cotidiana. El aerógrafo en blanco y negro dota a sus lienzos de un aire de misterio y melancolía, característica común en toda la exposición.

Hay un halo de nostalgia que recorre todas las obras. In & Out, de la artista cubana Mabel Poblet, es un díptico conceptual con dos elementos claramente reconocibles: el mar y el cielo de su isla natal, que se repetirán en más obras de esta serie Patria y que habla de la memoria colectiva. Sus creaciones han evolucionado. Su trabajo anterior estaba vinculado a sus recuerdos individuales, a vivencias personales. Poblet partía de historias en las que ella era la referencia. De niña quiso ser artista porque era muy tímida y las artes plásticas fueron el mejor medio que encontró para expresarse. La migración, omnipresente en Cuba, siempre ha estado presente en su vida. A través de sus obras cuenta historias de otros que hace suyas. La artista asegura que la situación está cambiando: "Muchos de los que se fueron están regresando". Esta idea es la que refleja en In & Out, un camino de ida y vuelta, con su mar y su cielo presente, en la memoria de los que tuvieron que partir y ahora ansían regresar. La emigración conlleva la paradoja de querer llegar al lugar soñado y cuando se alcanza se sueña con la tierra de origen. En la obra de Poblet predominan la añoranza y una insistencia de la artista para demostrar que algo está cambiando dentro de la isla. La emigración conlleva la paradoja de querer llegar al lugar soñado y cuando se alcanza se sueña con la tierra de origen

La otra obra que la artista ha creado para este proyecto es el colofón de la exposición: Marea alta. El azul del mar Caribe como telón de fondo preside la última sala. Una gran foto fragmentada, como fragmentadas se quedan las vidas de los que no consiguen alcanzar la orilla deseada. Poblet construye estas obras a partir de sus referencias, pero la idea del mar como frontera se puede extrapolar a cualquier zona limítrofe con las mismas características. El uso del espejo hace que el espectador se adentre en la obra. La artista, a pesar de su juventud, tiene una amplia trayectoria. Va solapando proyectos, simultanea la construcción de diferentes instalaciones y su afán creador hace que sus piezas estén en constate evolución. "Una obra nunca está terminada, eso me da placer, muy pocas veces estoy conforme con el resultado", comenta Poblet mientras recalca la importancia del diálogo entre las obras, lo que influyen las unas en las otras. 

En el caso de Elemental, estas instalaciones que tratan de la memoria colectiva conversan con otras más intimistas como son las de Ernesto Rancaño (La Habana, 1968). Materializa sus recuerdos, guarda los fragmentos de su pasado: trozos de azulejos de diferentes casas en las que ha vivido, de ceniceros, de tazas, las canicas de los juegos infantiles, el polvo que barre su abuela. Mete retratos de las personas que forman parte de su vida en alcancías, huchas que le convierten en un hombre rico. Recoge sus recuerdos personales en distintos recipientes, como Lidzie Alvisa (La Habana, 1969), pero ella expone objetos que son memoria para todos: disquetes, pendrives. Esta artista también reflexiona sobre lo que vivimos y lo que recordamos de esas experiencias. Cómo los recuerdos se ven alterados por la percepción de cada uno y esto lleva al importante papel que desempeña la identidad, que es el tema sobre el que versará la próxima convocatoria Elemental 3/4 en 2015. Mientras, de cada una de las cuatro exposiciones se seleccionarán algunas obras que formarán parte de una exposición final que será la memoria de Elemental.

Elemental 2/4. Galería Odalys. Orfila, 5. Madrid. Hasta el 13 de noviembre.

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Elemental 2|4
Orfila 5, 28010, Madrid. España
18 de septiembre del 2014 al 13 de noviembre del 2014
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