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En el cuarto de maravillas de lo natural: sobre la obra de Uli Westphal

Michael Fehr
Director y gerente del Instituto de Arte en Contexto de la Universidad de las Artes de Berlín. Gerente y miembro de la junta directiva de la asociación Werkbundarchiv e.V. – Museum der Dinge, Berlín


I.

“Esta piedra y ese trozo de madera son para mí una luz. Y me preguntas cómo se puede entender esto, entonces me advierte la razón al contestarte que mientras observo ésta o aquella piedra, noto mucho iluminando mi alma. Es decir que noto, que es en esencia algo bueno y hermoso a su manera, que diverge por su diversidad en género y especie de otros géneros y especies, que está determinado por su número, por cada cosa como una unidad, que no sale de su orden y que logra su lugar natural según la condición de su hermana. Así, cuando planteo consideraciones como ésta o similares mientras observo esta piedra, ellas se me convierten en luz, es decir, me iluminan”.1 

Partiendo de esta teoría desarrollada en el Siglo IX por Juan Escoto Eriúgena, fue vista hasta la Alta Edad Media como la tarea más importante de un artifex, la de mostrar los fenómenos naturales inherentes, las propiedades universales e individuales: en tanto que el artifex los trabajó o reinterpretó como imagen en otro medio, la noción debería ser liberada así de todas las circunstancias accidentales, es decir mediante una forma de la abstracción que podría reforzar su “bondad” y “belleza”. Al menos en este sentido, los tratamientos de un artifex se consideraron comparables con los de un filósofo o un científico, con la diferencia de su tarea principalmente en el método, por lo que una de esas propiedades especiales buscó la comprobación de forma discursiva, mientras que la otra la mostró (para con ello poder hacer accesible la “luz” también al laico ignorante).

Los artistas de la era moderna se diferencian de los artifici medievales sobre todo en su actitud hacia la naturaleza: ya no aceptan su primate como una creación divina y no se conforman más frente a ella con “humildad ontológica” (Umberto Eco), sino que ven en la actividad artística principalmente una forma de autorrealización, que puede ser practicada y experimentada de una forma más desinhibida, como si no tuviesen que temer de ella como “inútil” ars libre –en contraste con el ars de artesanos y técnicos– ninguna intervención inmediata y posiblemente dañina o repercusiones en la naturaleza. No obstante los artistas modernos son en este papel, como propulsores de inventos y desarrollos, en mayor o menor medida irreflexivos pioneros no menos importantes y también ideológicamente útiles para aquellos artifici, que proceden como técnicos y científicos con la naturaleza según las máximas de la razón instrumental y tratan de cambiarla y superarla en su sustancia.

En este contexto, entiendo el trabajo de Uli Westphal como un nuevo tipo de una actividad artística de vanguardia. Ella está impregnada una vez más de una manera ilustrada de “humildad ontológica” y desarrolla una posición social privilegiada independiente, en tanto que descubre el conocimiento perdido entre “ciencia” y “arte” a través del trabajo interdisciplinario, versátil en lo metodológico y práctico, y de una reflexión de nuestra forma convencional de dar utilidad a las imágenes globales. Uli Westphal representa la imagen en el centro de sus investigaciones, cuyas múltiples dimensiones, formas y significados –desde la imagen mimética hasta la imagen imaginaria y desde el documento a la metáfora– pueden extenderse, pero con un punto de referencia común y un tema central: la pregunta de cómo los seres humanos percibimos, representamos y cambiamos nuestro entorno natural.2

 

II.

Mientras que en la Edad Media la idea era visualizar la esencia de un fenómeno natural con la ayuda de la imagen y en ese proceso tenían lugar invenciones abstractas o idealizadas de la imagen que podían representar todas las manifestaciones accidentales de este fenómeno, se da en nuestro tiempo, caracterizado por la dominación de métodos de producción industriales, que a partir de una imagen mental, los fenómenos naturales se ajustan a esta imagen, es decir, que se trata de convertirlas en formas ideales. Así que un tomate tiene que ser no sólo rojo, sino que tiene que satisfacer criterios preestablecidos de volumen y forma para ser comercializados, y por lo tanto todos los tomates que no cumplan con estas normas serán retirados del mercado o, en el mejor de los casos, puestos en forma procesada en la cadena de aprovechamiento. Esto quiere decir que lo accidental en un tomate –que ha crecido quizás un poco más o menos con respecto a la norma o que no corresponde con los estándares– es, obviando el hecho de que es un tomate y que muestra todas las características esenciales de esta fruta, el criterio decisivo para su percepción y uso. En relación a la visión medieval del respeto por la naturaleza (o, si se quiere, de la creación), vivimos en un mundo literalmente al revés, en el que intentamos por ejemplo ignorar y disimular la diversidad morfológica natural de las frutas.

Justo en esta visión se sitúa Uli Westphal con su gran “Proyecto Mutato”, que dirige desde el año 2006. Típico de su abordaje en esta materia es que no sólo reúne de forma sistemática –en cierta forma recorriendo todo el huerto de vegetales y frutos– hongos, frutas y otras plantas comestibles que no cumplen con las normas morfológicas, sino que –desde un punto de vista estético– realiza sistemas perceptibles para finalmente documentar profesionalmente con fotografías tanto sus hallazgos por separado, como sus arreglos en cuadros. Así surge y crece un archivo de la diversidad de las formas naturales que, sólo por el hecho de contener unas pocas especies de plantas o variedades como objeto, muestra de inmediato la riqueza formal de la naturaleza y retrata y permite admirar cada ejemplar como su única creación.

Como consecuencia de este enfoque, las investigaciones se centraron en una fruta –el tomate– tomándola a modo de ejemplo, desde los diferentes aspectos morfológicos dentro de una variedad, hasta la diversidad de los tipos de esta fruta. Se realizó una investigación científica en bancos de genes y, finalmente, una actividad de horticultura intensa, la cual condujo al trabajo “Lycopersicum” (2010), el primero de una serie de archivos visuales, con el que el artista llama la atención sobre la amenaza a la “abrumadora variedad de cultivos agrícolas” debido a los métodos de producción industriales estandarizados. Este trabajo actúa también como una prueba contundente de la amenaza a la diversidad, ya sólo por el hecho de que difícilmente alguien tuvo el privilegio de haber visto jamás más de cinco tipos de tomates ilustrados, y además la propia imagen lleva consigo un alto contenido de información tanto desde el punto de vista botánico como estético y se le presenta al observador una tarea de comparación casi interminable, en la que el disfrute comparativo al ver más de 150 variedades de especímenes se convierte repentinamente en un mensaje político.

 

III.

El “Proyecto Mutato” fue precedido por varias obras en las que Uli Westphal se ocupó de representaciones de animales. Un primer tema fue el tamaño de los animales o el sentido de la escala de sus representaciones: con “Leviathan” (2001), una manguera penetrable inflada para generar un volumen de 35 x 6 x 6 metros, cuya forma desarrolló el artista partir de un pequeño dibujo del libro de Jacques Cousteau “Les Baleans” en base a las dimensiones reales del mamífero más grande del planeta, la ballena azul, hace algo literalmente accesible y una experiencia directa, de forma similar a su obra “Arca de Noé” (2002), en la que los dibujos de los animales son vistos en su tamaño real debido a su proyección. En una inversión de este principio, la cual trajo en la instalación “Magnificent” (2002), hizo visibles los detalles por debajo del umbral de la percepción humana que conforman los cuerpos de diminutas criaturas –insectos– mediante una proyección en dimensiones humanas. De igual forma el proyecto “Calamariisurfing” (2004) fue como un juego con el sentido de la escala de los fenómenos naturales, en el que Uli Westphal tomó la altamente adaptada forma aerodinámica de la columna vertebral de calamar como modelo para la construcción de una tabla de surf, pretendiendo al mismo tiempo la existencia de animales de tamaños correspondientes.

“Retrozoología” (2006/7) y “Chimaerama” (2004/13) tienen más bien un carácter lúdico e irónico. “Retrozoología” es “Una audioguía para parques zoológicos y museos de historia natural” con la que Uli Westphal hizo posible una “visión retrospectiva” de animales conocidos, como los que por ejemplo se pueden encontrar en el zoológico de Berlín: mientras que los visitantes observan los animales, se reproducen textos históricos, en los que diferentes autores exponen sus impresiones de estos animales y los describen, llegando muchas veces a valoraciones totalmente erradas y suposiciones abstrusas de sus propiedades debido a que no tenían conocimiento de los mismos. Este trabajo es en cierto sentido lo contrario de “Chimaerama”, originalmente una proyección de diapositivas de dibujos en tres partes de animales del siglo XIX, reconcebida como una especie de máquina tragamonedas con la cabeza, el torso y la parte trasera de diferentes animales combinados entre sí de cualquier manera para crear nuevas especies. Éste también es un trabajo basado no sólo en una intensa investigación y una confrontación profunda con representaciones de animales, sino que también debe su logro a un análisis de las proporciones y de la escala sobre el que las 300 imágenes individuales se coordinaron para que realmente encajaran. Ambas obras desarrollan a partir de las descripciones e ilustraciones de animales un bestiario, pero que en contraste con los bestiarios históricos, construye sobre los ensayos (históricos) para reflejar correctamente la fauna natural.

Por último, a este grupo de obras pertenece también “Coleoptera” (2007), una colección de más de 1.000 representaciones de escarabajos, los cuales Uli Westphal redibuja como siluetas y coloca en tamaños comparables, para mostrar una rápida animación de dos minutos de duración, en las que aparecen como mutaciones de un solo organismo. Una vez más, el espectador es desconcertado por la diversidad y diferenciación de la anatomía de estos animales –sobre todo si sabe además que el orden de los escarabajos abarca 350.000 especies descritas, es decir, que lo que se muestra en este trabajo, sólo es una diminuta parte de la incidencia natural.

Es especialmente destacable que Uli Westphal no sólo domina de forma majestuosa diferentes técnicas artísticas, medios y formatos, sino que según el tema de su trabajo los combina para generar un efecto.

 

IV.

Esto se aplica también para su gran proyecto “Elephas Anthropogenus” (2008), el cual se puede ver en su totalidad en el sitio web del artista. Especialmente con este trabajo, Uli Westphal se ha abierto su propio campo de trabajo en el sentido previamente indicado, con gran relevancia para las ciencias, mientras muestra de una manera ejemplar para el caso de los elefantes, cómo ha cambiado nuestra imagen de la naturaleza a través de los siglos: después de la caída del Imperio Romano los elefantes desaparecieron casi completamente de Europa hasta la época de la Ilustración. Dado que sólo había descripciones escritas de la apariencia de los elefantes, este animal en particular fue reconstruido de forma visual a partir de esas representaciones de la temprana Edad Media. Esto condujo en la mayoría de los casos a ilustraciones, en las que las características esenciales de un elefante –sobre todo la trompa y las orejas grandes– en efecto se pueden reconocer, pero a menudo no corresponden con el aspecto real y todos los demás elementos de la anatomía de este animal. Así, debido a la carencia de plantillas, las marcas características de los elefantes, trompa y orejas, fueron combinadas con propiedades de animales conocidos. En una extensa colección de tales representaciones históricas, Uli Westphal documenta estos elefantes en mayor o menor medida producto de la imaginación humana y los aísla de las plantillas con sus propios dibujos de forma abstracta y tamaño comparable. Él investigó y ordenó este bestiario de elefantes como un zoólogo y pudo finalmente desarrollar una taxonomía de las representaciones de elefantes, que a su vez se convirtió en la base para su orden filogenético en forma de diagrama de árbol, el cual se realizó como una tabla y está disponible en Internet. Uli Westphal implementó aquí de esta forma métodos de la ciencia con medios artísticos y logró la genealogía de una imagen cultural de la naturaleza en su propio lenguaje visual. Como resultado de esta convincente estrategia artístico-científica se muestra la subjetividad y relatividad de representaciones de la naturaleza tanto culturales como científicas y se hace claro de inmediato que la imagen que nos hacemos de la naturaleza, permanece siempre como una construcción artificial y dependiente de los intereses del perceptor en cuestión.

 

 

1. J. S. Eriugena, Super ierarchiam coelestam Sancti Dionysii I,I, cita según: Rosario Assunto, Die Theorie des Schönen im Mittelalter, Köln 1963, p. 146.

2. Comparar: www.uliwestphal.de/expanded/about.html


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Los vegetales también sufren la discriminación humana

Publicado el 30 de noviembre del 2013

El artista alemán presenta en el país una exhibición en la que cuestiona la estandarización de los productos en Europa

Quizá en Venezuela es común observar en los puestos de vegetales y frutas —cuando están abastecidos— que no siempre los tomates son los más rojos o brillantes, así como tampoco las papas son morfológicamente perfectas. Más de un comprador tiene que hurgar en lo profundo para hallar la berenjena deseada. En países como Alemania no funciona de igual manera. Los estantes exhiben verduras proporcionadas, torneadas y coloridas, una igual que la otra, como si fuesen gemelas.

A Uli Westphal, artista nacido en la ciudad alemana de Bochum, le parecía discriminatorio esa estandarización de la comida en su país, que es visto por los habitantes como algo común y corriente. Al fin y al cabo,  para él ninguna cosecha podía ser siempre tan perfecta, porque esa desnaturalización de los productos es el resultado de unas estrictas normas de control que dejan a un lado lo que es diferente.

Con el objetivo de demostrar la gran variedad que produce la naturaleza cuando sigue su cauce, él se dedicó durante años a estudiar las semillas. Una investigación relacionada con su interés de cómo los humanos transforman el medio ambiente.  

El artista convirtió entonces su cuarto en Berlín en un huerto que tuvo que trasladar al techo y al jardín de su estudio por las enormes dimensiones que había adquirido. De allí nació una colección de frutas, raíces y hortalizas poco comunes en Europa, que ha retratado y exhibido para demostrar que lo raro, lo amorfo, es también algo bello.

“Las personas se acostumbran a la consistencia de los productos que hay en el mercado y se han olvidado por  completo de cómo lucen realmente. Para hacer mi investigación he colectado semillas que he conseguido en mercados como los turcos, donde las normas industriales no se aplican. Me di cuenta de la enorme variedad de cultivos que los humanos hemos tenido durante los siglos y que ahora solo usamos una pequeña porción de eso para alimentar toda Europa”, expresa el artista de 33 años de edad, que está de visita en el país para mostrar su propuesta Human Nature en Odalys Galería de Arte.

Egresado de Arte Multimedia y Medioambiental en Maryland Institute College of Art en Estados Unidos; y con posgrado de Arte en Contexto en la Universidad de las Artes de Berlín, Westphal señala que se asombró al ver que en Venezuela no hay estandarización de los productos. “He tenido la oportunidad de ir a Puerto Colombia, Choroní. Me llamaron la atención los cacaos, cómo son distintos uno del otro. También fui al Delta de Orinoco, es muy interesante porque tienen esta naturaleza salvaje, que es un contraste para mí porque en Europa todo es bastante civilizado, nada crece natural, todo es plantado. Quiero producir un trabajo a partir de lo que vi aquí”, añade.

El artista forma parte del proyecto Elemental, iniciativa de la galería en alianza con el Instituto Goethe, la Universidad de las Artes de Berlín y la Complutense de Madrid, entre otras instituciones. La idea es que artistas latinoamericanos expongan y formen parte de programas de residencia en Europa y viceversa.

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Human Nature | Uli Westphal
Odalys Galería de Arte, C. Comercial Concresa, Nivel PB, Caracas. Venezuela
30 de noviembre del 2013 al 26 de enero del 2014
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