El Universal - Jueves 13/10/2011 - Chema Madoz:Hay gente que duda que soy fotógrafo
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A Chema Madoz (Madrid, 1958) lo llaman "especialista en engaño". Incluso algunos especialistas afirman que las imágenes, del ganador del Premio Nacional de Fotografía 2000 en España, se inclinan más hacia la creación escultórica y poética. Es que las fotografías del español son más surrealistas que imágenes cotidianas. Capta la gota que cae dentro de una cucharilla, un collar de perlas, las ramas de un árbol, un piano, una aguja o un gancho de ropa. Y aunque parezca sorprendente no usa cámaras digitales, sino análogas.

Madoz se siente complacido con esto, al punto de que ha desaparecido de sus trabajos la figura humana para centrarse en el objeto. Obras en blanco y negro que no dejan de sorprender a los artistas contemporáneos ni al espectador.

Un resumen de imágenes de la obra de Madoz se muestran en Odalys Galería de Arte y Fundación D.O.P. Ambas galerías son las encargadas de exhibir, luego de 10 años sin presentarse en Venezuela -su última muestra en el país fue en 2001, en el Museo de Bellas Artes-, la exposición Metamorfosis del pensamiento.

"Lo que se puede ver en ambas exposiciones es una selección de trabajos que no respeta un hilo tecnológico. Sino más bien es una especie de muestra de toda mi trayectoria, desde el arranque con la fotografía a mediados de los años 70. La intensión ha sido ofrecer un pequeño repaso", asegura vía telefónica desde España.

-¿Qué busca Chema Madoz en la fotografía?

-Siempre me ha parecido que a través de la fotografía he podido aclarar mis propios conceptos e ideas. Es una forma de poner en claro mi confrontación interna y escuchar mis pensamientos.

-Abandona la figura humana y comienza a crear metáforas a través del objeto...

-La figura humana a menos como recurso la abandoné hace tiempo, pero siempre lo he entendido como una parte del propio proceso de intentar quedarme con lo esencial. En el objeto hay una promiscuidad natural que tiende a relacionarse con los otros elementos. Es un lenguaje para mí especialmente fecundo; en la medida en que por el momento no le veo límite a este trabajo.

-¿Altera la realidad y crea piezas surrealistas?

-A mí me gusta definirlas como fotografías surrealistas. Como cualquier creador es difícil ponerte tú mismo una etiqueta, porque siempre son fáciles de pegar y complicado de despegarse. Pero trato de no limitarme solo a esa área.

-¿Por qué lo definen como un especialista en el engaño?

-No me puedo definir así. Lo que sí es cierto es que me ha interesado la percepción. Al final todas las conclusiones que sacamos, toda la información a la que tenemos acceso se logra a través de la mirada. Es a partir de ella que resulta fácil jugar, intercambiar o explorar una serie de posibilidades y enriquecer la lectura.

-Lo toman como escultor o poeta, pero ¿se siente fotógrafo? ¿O hay alguien que lo duda?

-Hay gente que lo duda. Para mí es una forma muy romántica de definir mi trabajo. Es una serie un poco reduccionista que intenta no irse por las ramas, sino dejar claro el territorio en el que se está moviendo. Me tropecé con la fotografía por casualidad, y es ahí cuando empiezas a descubrir sus posibilidades. Una de esas grandes riquezas se demuestra cuando a través del mismo objeto realizas imágenes con un carácter instintivo. DF