Jesús María de Las Casas

JESÚS MARÍA DE LAS CASAS
EN SU TIEMPO

 

Exposición: Desde el 1 de diciembre de 2024
Lugar: Galería de Arte Nacional
Horario: Jueves a domingos de 10:00 a.m. a 4:00 p.m.

 

La exposición Jesús María de Las Casas en su tiempo señala la importancia de profundizar los estudios históricos del arte venezolano del siglo XIX y el paso al siglo XX, cuando se consolida la visión del territorio en la pintura y se abren caminos a la modernidad.  Estamos ante un pintor muy particular y de gran importancia: poco conocido porque no tuvo una obra muy extensa; pero con indudables aportes que se afianzan en la profundidad de su dimensión estética, en las libertades de ejecución y construcción del paisaje.  Se le ha mantenido al margen de las grandes listas y de los principales estudios. De hecho, hasta el momento solo se le ha realizado una exposición individual, donde Juan Calzadilla lo refirió como nuestro primer pintor paisajista moderno del siglo pasado. Por ello, esta muestra debe ser leída como un punto clave en la historiografía de los géneros y tradiciones. De Las Casas agrega nuevos testimonios y brinda una sorprendente unidad y coherencia, al estilo paisajístico que anteriormente a 1900 participaron Tovar y Tovar y Herrera Toro.

 De Las Casas es la personalidad artística que mejor resume la transición del siglo pasado al siglo presente. La exposición se orienta en una línea histórica que incluye a los predecesores, amigos y maestros que abrieron camino al género paisajístico; por ejemplo, la cercanía con Tovar y Tovar.  Si bien no poseía una formación estrictamente canonizada por la Academia, la calidad de sus ejecuciones destacaba por un pródigo profesionalismo. De las Casas sintetiza la presentación de los objetos y la forma de construir el color, para dar plena autonomía a la obra. Subraya el valor justo del objeto y las relaciones con el espacio, creando la atmósfera y la distancia, reforzando los primeros planos.  Tal noción responde a un principio enteramente visual y plástico de la obra, propio de la pintura de la época. Sus paisajes de Macuto, parten del mismo método objetivo que siguió en las naturalezas muertas, es decir, construyendo con el color en detalle y cuidando a la vez el efecto de conjunto, por una vía de síntesis.  El empaste es abundante y lo aplica en el modelado, con mucha riqueza de matices, de rosas y objetos, árboles, dentro de una atmósfera de verdes y azules transparentes. Es particularmente interesante la forma como De Las Casas se vale del paisaje para estudiar las variaciones de la luz, progresando siembre hacia una mayor síntesis, diversificando los recursos del color o abocetando cada vez más, prefiriendo siempre los formatos pequeños, sin importarle la calidad del soporte, como si más que la obra realizada le interesara estudiar los resultados a que va llegando progresivamente, de una obra a otra. Supo desechar fórmulas para encontrar soluciones y plantearse nuevos problemas. Y esto nos conecta con un origen en la conciencia moderna: la torpeza aparente es un recurso para mantener la frescura del estilo abocetado, la ingenuidad y el encanto que comunica a sus obras un artista que sabe convertir en virtudes sus propias limitaciones.

La selección de obras está formada por un primer capítulo de pinturas de JM De Las Casas, que recoge los diferentes intereses temáticos de su producción: paisajes, flores, retratos.  Cabe destacar que algunas de las obras están realizadas en anverso y en reverso, lo que las hace muy especiales.  El segundo capítulo se compone de obras de Martín Tovar y Tovar, Arturo Michelena y Herrera Toro que proporcionan el contexto adecuado para trazar diálogos y líneas de tiempo entre todos ellos. Tovar y Tovar, cercano en amistad y afecto con De Las Casas, brindó fuentes pioneras a la representación de la naturaleza, que dialogan enriquecedoramente con la luz y los cielos en De Las Casas. Herrera redimensiona igualmente la voluntad del paisaje, los retratos y las flores cruzan sus miradas. Como maestro, los procedimientos de Herrera Toro, su gusto por las composiciones de flores y naturalezas muertas tendrían enorme influencia en las obras de sus discípulos. Arturo Michelena tiende puentes entre la libertad de sus pequeños dibujos y acuarelas. De todos, De las Casas se mantuvo alejado de las nociones académicas y jamás abrazó las fórmulas. Pero no son solamente los aspectos formales los que tejen las relaciones en sala, sino que el espíritu de la muestra recoge el sentir de un momento clave en la historia del arte venezolano, que es el paso entre dos siglos. Es una exposición para mirar detenidamente, para estimular la investigación y abrir nuevos intereses y maneras de apreciar la tradición cultural.

María Luz Cárdenas

Obra: Jesús María de Las Casas, S/t. S/f. Óleo s/madera, 14.5 x 24.5 cm. Sin firma